A pesar de haber desarrollado su profesión en un ámbito independiente al de la literatura, siempre ha sido un apasionado de la lectura y del arte. Devoraba con avidez todo texto que se le ponía a la vista, lo cual alimentó su imaginación, sin saberlo, hasta el punto de crear la necesidad de dar forma a través de la palabra y el papel a los mundos que se le atravesaban en la mente. Ahora, por fin, uno de esos mundos verá la luz gracias a esta primera novela: ¿Cuán lejos puede volar una gallina!